Páginas Vistas ---- Fotografía - Música - Tecnologia - Libros - Pintura



Un anuncio de 311 metros

0 comments


Mazda, acaba de presentar el anuncio más grande del mundo, con 311 metros estará expuesto del 15 al 28 de Febrero. El cartel formado por sesenta fotos del fotógrafo Kishin Shinoyama podrá ser contemplado en el metro de Tokio.

Vía Akihabara News




Flickr tiene muchas cosas buenas, incluso en la leta pequeña. En la ficha de algunas foto, a la derecha abajo (justo debajo del copyright o copyleft) podremos encontrar un “taken with” que nos indica el modelo de la cámara y debajo un enlace que dice “More properties”. Aquí está lo bueno.

En ese enlace podremos ver mucha información sobre cada una de las fotos: velocidad de exposición, diafragma, distancia focal, sensibilidad, compensación de exposición, software con el que fue editada… Mucha información que nos puede servir por ejemplo para aprender algo más de fotografía: profundidad de campo, el porqué una foto sale movida o “congelada”, etc.

No es magia. Se llama EXIF (Exchangeable Image File) y consiste de una información que se graba dentro de los propios archivos JPEG que generan la mayoría de las cámaras digitales modernas (sobre todo las reflex, pero también otras). Esa información también es visible con otros programas de visualización de imágenes (como el iView). El EXIF se suele perder al variar las dimensiones de la imagen original o al editar las imágenes (por ejemplo con Photoshop).

Así que cuando veas en Flickr una foto que te guste, quizás tengas la oportunidad de aprender algo más de ella.

Etiquetas:



national wildlife

Cada año la revista National Wildlife convoca un concurso fotográfico de naturaleza. Este año han recibido más de 4.000 imágenes entre las que han seleccionado las mejores. Están todas muy bien, y además te cuentan la óptica utilizada para captar la imagen.

En la PhotoZone puedes además ver las fotos de los años anteriores.

Vía MetaFilter


Curso de Fotografia Rapida

0 comments

shot

Si el MIT mola, quizás más uno de sus centros, el Edgerton Center donde los alumnos pueden participar en proyectos relacionados con la ingeniería y la ciencia: se trata de experimentar con cosas que normalmente sólo se presentan en la teoría de los libros.

Quizás el nombre de Harold E. Edgerton (1903-1990) no te diga demasiado, pero es el “padre” de la fotografía de alta velocidad, y el científico que transformó el estroboscopio para su uso fuera de los laboratorios, sobre todo para la fotografía. Incluso Edgerton llegó a ser popularmente conocido como “papá flash”. Quizás conozcas algunas de sus fotos, como la de la famosa gota de leche (Milkdrop coronet). Fue muy apreciado por los alumnos del MIT por su espíritu didáctico, que se ve reflejado en esta frase:

“El secreto de la educación es enseñar a la gente de tal manera que no se den cuenta de que están aprendiendo hasta que es demasiado tarde”

Ese es el espíritu del Edgerton Center, y lógicamente la fotografía de alta velocidad para fines científicos una de sus mejores y más reconocidad especialidades.

Puedes ver las galerías de las fotos tomadas en los últimos cursos en esta página.

Si te interesa puedes apuntarte a un curso corto de 3 días. El próximo el del 19 al 22 de junio de 2006 y cuesta 1.800 $.

Vía Alt1040



Eduardo Mendoza, 1996

La comedia es un género dramático. De teatro, vamos. Y de teatro va la novela. El personaje principal es un dramaturgo, escritor de comedias ligeras, siempre dirigidas e interpretadas por la misma compañía. Y lo que le sucede y se nos narra en este libro parece sacado de una de sus creaciones (de serlo, sería la mejor de su carrera).

Como para acentuar más el paralelismo entre la vida supuestamente real del escritor y los actores y las vivencias de los personajes de las representaciones teatrales, la novela se podría estructurar en actos. Como en toda comedia de enredo, los personajes van apareciendo, orbitando alrededor de la vida diaria de Carlos Prullàs.

En lo que resulta ser una larga introducción, Mendoza dibuja un retrato costumbrista de la Barcelona de finales de la década de 1940, un esbozo de la clase acomodada, su levedad, su aceptación sumisa del orden impuesto por conveniencia propia, la ausencia de valores sustituída por el mantenimiento de las apariencias.

Pero todo esto cambia drásticamente al inicio del nudo. Algo trágico ha sucedido, algo que altera para siempre el devenir cotidiano de los personajes y sus relaciones con el mundo que les rodea. Carlos Prullàs se ve involucrado en un asesinato. Hasta aquí todo lo típico de un enredo, pero conforme la trama se complica, así mismo evolucionan los personajes, destapando sus lados más siniestros al tiempo que las barreras artificiales que la sociedad de la época había establecido van cayendo ante los ojos del espectador que sigue las incidencias de la investigación.

Y es que la narración en tercera persona, siguiendo siempre al personaje principal, y el estilo indirecto de los diálogos (excepción hecha de las escenas de ensayos teatrales), hacen que uno se sienta más como viendo una película que leyendo una novela. Y así, comiendo palomitas, vemos como Prullàs es capaz de ciertas bajezas y víctima de otras, vemos como Barcelona no sólo es el paseo de Gràcia y la gente bien, sino también (y quizá sobre todo) los arrabales llenos de gitanos, putas y desechos de la sociedad. El contraste entre ricos y pobres se refleja también en una marcada diferencia cultural, la culta expresión de los educados y la tosca pero efectiva manera de comunicarse de los bajos fondos, donde la gramática y la ortografía difícilmente pueden imponer sus normas. Pero no sólo es cómo hablan, sino cómo se ven y cómo se comportan, las diferencias aparentemente abismales en lo que uno entiende o considera como normal o aceptable.

Así, aunque la novela empieza en tono ligero, como si fuese una de las novelas protagonizadas por el fantásticamente desquiciado detective por obligación de "El misterio de la cripta embrujada" y secuelas, como casi todas las creaciones de Eduardo Mendoza (todas las que merecen la pena, vamos), terminamos encontrándonos con la Barcelona trágica de "La ciudad de los prodigios", con sus dos caras tan antagónicas pero a la vez tan igualmente corruptas.

Por supuesto, todo acaba con su desenlace; el final aparentemente propicio para Prullàs pero que sin embargo deja un regusto pesimista en el lector, como si fuese inconcluyente con respecto al eje de la trama. ¿Se ha solucionado el caso o se ha encontrado una solución satisfactoria para todas las partes implicadas? No parece claro aunque uno sospecha que, como siempre, puede más el mantener las apariencias y favorecer el status quo que sacar a la luz la verdad. Total, los únicos que salen perdiendo son cuatro pordioseros, ¿no?


 

 

Una pequeña parte de mi...

..........................................................

..........................................................

 

..........................................................

 

 

..........................................................

..........................................................

..........................................................



Powered by cafeBLOG